Radio Atalaya FM 107.3

viernes, 2 de febrero de 2007

Morir de hambre...

En estos días están teniendo lugar en Cabra y suponemos que en otros lugares, una serie de actividades encaminadas a la sensibilización y sobre todo a la concreción de acciones en favor de los pobres del mundo. La ONG Manos Unidas presenta un proyecto de colaboración con unas cuatro mil personas de zonas rurales de Uganda y lo hace con la intención de que los ciudadanos egabrenses colaboremos con esta iniciativa que representa una gota de agua en medio del oceáno pero que sirve para mucho más de lo que nos imaginamos. Las actividades solidarias deberían ser una constante en la sociedad actual y sirven para llamarnos la atención de las muchas necesidades que hay en el mundo y que reclaman con urgencia, actuaciones concretas que deben venir de las estructuras políticas y de gobierno. Ya lo denuncia en su blog de www.laopiniondecabra.com mi compañero y amigo José Manuel Jiménez. Como eso no sucede, parece lógico que la sociedad civil organizada, se afane en intentar cambiar la mentalidad de los poderosos para que se consiga terminar con tantas situaciones injustas como hay en nuestro planeta.
Una de ellas es la tragedia diaria de los que mueren de hambre. Una realidad que no es noticia en la portada cuando las cifras son alarmantes y reflejan lo poco sostenible de nuestro sistema de desarrollo actual, donde las diferencias son cada vez más grandes y el reparto de los bienes es todavía claramente injusto. Si se produjese un atentado, se derrumbase un edificio o una catástrofe del tipo que fuera provocara la cifra de DOCE MIL niños muertos, sería portada de todos los noticiarios del mundo. Nadie que tuviera voz pública podría dejar de referirse a tan dramático suceso y no dejarían de escucharse declaraciones que abogaran porque nunca volviera a repetirse semejante desgracia. Pues miren ustedes por donde, un informe de Naciones Unidas lo dice así de claro: “cada siete segundos muere un niño de hambre”, lo que supone alrededor de 12 mil niños muertos al día. Y estos datos se refieren sólo a la infancia y sólo a los que muere de hambre. Espeluznante información que parece dejarnos impasibles entre otras cosas porque no se refleja en la primera plana de un informativo ni es noticia de portada de telediarios, periódicos o cualquiera otro medio de comunicación.Claro que si fuera noticia, serían necesarias varias ediciones especiales o añadir unas sesenta páginas más por cada número, para publicar sus nombres, incluir fotos de sus rostros, hablar de las familias y pueblos destrozados por el dolor y la impotencia.
De lo que resulta que esos 12 mil cadáveres que no tienen duelo ni son noticia, se quedan fuera de la historia, nadie organiza misas de aniversario, manifestaciones u homenajes por esos doce mil pequeños muertos de todos los días a manos de un canalla orden económico que se nos vende como progreso, que tiene en las leyes que lo amparan la solidez de su impune edificio y que aterroriza a través de sus bandas monetarias el depuesto gobierno de la vida.
Reclamar con urgencia que ésto cambie es una tarea necesaria e imprescindible para que la dignidad humana no se resienta. Para quien piense que no es posible, hay respuesta contundente: el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Humanas para el Desarrollo afirma que los 500 individuos más ricos del mundo tienen ingresos mayores que los 416 millones de personas más pobres. Con apenas una reducción de un 1% en el presupuesto de armamento mundial, podría solucionarse el problema. Está claro que es cuestión de cambiar de pensamiento, de actitud y de convertir nuestras estructuras en organismos solidarios para que todos tengan posibilidades reales de poder vivir. Contentarse con declaraciones o manifiestos es, a todas luces, consentir que miles de personas sigan muriendo cada día. Pensemos que, cuando acabemos de leer estas líneas habrán muerto unas cuarenta y cinco personas por que no tienen para comer.

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