Cuando parecía que el dilema de los demócratas americanos había t
ocado a su fin con la proclamación de Obama como candidato a la presidencia de los Estados Unidos; llega McCain y presenta como número dos a una mujer blanca, joven e independiente para, según los analistas políticos norteamericanos, ganar el voto de las mujeres democrátas e independientes que se quedaron compuestas y sin candidata tras la derrota de Hillary. A eso se une el dato que manejan los republicanos del actual presidente, según el que más de un 10% de población blanca jamás votaría a un hombre de color como presidente de EE.UU. El montaje mediático de las elecciones norteamericanas me gusta, he de admitirlo, aunque sea más espectáculo que otra cosa y tenga solo bipartidismo, lo que no comparto; y seguro que lo que ha venido pasando estos días pasados se repetirá en los dos meses que nos esperan hasta el 4 de noviembre. Dos meses que tendrán como telón de fondo un hombre negro y a una joven mujer.
Mientras tanto, por estos lares del viejo continente, irá avanzando el final del verano y la crisis comenzará a mostrar su cara más amarga: la de la imposibilidad de pagar la hipoteca; la de encontrarse en el paro; la de no tener ni para el cesto de la compra; la de buscar cómo pagar los gastos del principio de curso o la de tener que perder la casa que nos ofrecieron como oferta por ser mucho mejorpagar préstamo que tirar dinero en alquileres. En fín, miles de historias que tendrán protagonistas en primera persona y de las que a veces, nadie o casi nadie quiere acordarse.
Dicen algunos especialistas en la vida animal, que la evolución no siempre va a hacia lo más complejo, sino hacia lo simple. Y que el medio ambiente y el entorno cultural son decisivos a la hora de conformar una determinada forma de vida en la que los genes se ubican. Pues confío en que el sistema pueda dar un giro hacia una situación distinta y mejor, aunque sea la más sencilla. Que los trabajadores no pierdan su empleo aunque sea precario, que los pequeños comerciantes puedan seguir con sus actividades para generar riqueza, que los empresarios no tengan miedo, que los bancos no cierren el grifo y que los gobiernos sepan actuar en tiempos difíciles. Y al final, que todos a una aportemos lo posible para ir saliendo del bache. Esperanza no debe faltarnos y tesón tampoco. Ahora toca turno a los que nos representan, de una u otra manera. A ver qué pasa.
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