Radio Atalaya FM 107.3

martes, 21 de diciembre de 2010

Un retrato auténtico de la Vizcondesa de Termens

El otro día hablaba de las magníficas fotografías de mi amiga M. José Carmona en su exposición Retratos Egabrenses, que puede verse hasta el 9 de enero en el Museo Aguilar y Eslava.

Y creo que hay otro tipo de retratos que también han de encontrarse buceando por la memoria colectiva o personal y que, a veces, tenemos la suerte de encontrar no solo en las fotografías sino en la historia escrita o novelada que, como toda creación artística, nos deleita y ennoblece.

Entre esos otros retratos, hoy me refiero también al que ha realizado en forma de libro Salvador Guzmán Moral, que es mi hermano del alma. Un libro sobre la Vizcondesa de Termens, Carmen Giménez Flores.

Para la gente de Cabra, Termens es un lugar, un espacio, una memoria o una presencia que se nos antoja próxima cuando pasamos por los muros de tan emblemático centro de educación, regido por las Hijas de la Caridad. En ellos recibimos la primera educación muchos niños y niñas de la segunda mitad del pasado siglo y ahora la siguen recibiendo personas con necesidades especiales.

Para mí, Termens es un reducto especial de la memoria infantil que se mantiene casi intacto y que supone uno de mis primeros recuerdos, de esos que permanecen para siempre.

Para otros, la memoria está también presente en el nombre del Mesón más popular y conocido de cuántos tenemos en Cabra: el del Vizconde, que debe su nombre al consorte de la III Vizcondesa y que surgió en los bajos de la casa de Carmen Giménez en la calle Martín Belda de Cabra, luciendo las armas de Termens en un gran escudo que hay a la entrada del restaurante.

Algunos la tendrán en el recuerdo por ser una dama a la que deben gratitud por las casas que recibieron cuando murió; por los trabajos que realizó en el Santuario de la Virgen de la Sierra o en las Agustinas; por su labor en la Semana Santa; por todo lo que hizo en Cabra; por tantas historias como oyeron contar sobre ella, conocida en Cabra por la "sanroqueña"; en Sanlúcar, Sevilla o Madrid como la "infantona" y en periódicos, reseñas y placas de piedra como la Vizcondesa.

Hay quiénes tuvimos la suerte de conocer algunos de los elementos que formaron parte de su vida y de su legado. Gracias a la amistad con sus descendientes, pudimos saber de ella de otra manera. Recuerdo cómo a veces, a hurtadillas, fisgoneábamos en el desván de la casa de la Vizcondesa sin que pudieramos ver más que el envoltorio de una historia que, entonces, estaba por hacer. Y quizá uno de los aspectos que algún día podrán rescatarse es el papel que jugó una mujer que heredó el título y muchos de sus más profundos secretos, Mercedes Von Schmiterlöw, Mimi, la III Vizcondesa de Termens, que supo mantener en su discreción y honestidad todo el legado que recibió y del que aún hay, seguro, cosas por revelar.

Salvador Guzmán, en el retrato que hace de la Vizcondesa de Termens en su libro, nos ofrece una visión desapasionada, objetiva, documentada y certera sobre su vida y su obra. Despejando así muchas incógnitas y ofreciendo aspectos más que interesantes junto a fotografías inéditas que completan el recorrido por este libro que rescata al personaje, pero también a la persona que fue Carmela Giménez.

Felicitar a Salvador por su trabajo es una obligación que no escondo, pues el tiempo que ha dedicado a poner este libro a nuestro alcance, lo merece. Y el resultado es, creánme, más que magnífico.

Invitar a leer este libro es, en cambio, una satisfacción que espero sea compartida por muchas personas. Cuando se termina, se tiene la sensación de haber conocido en primera persona a la Vizcondesa y formar parte, casi sin darnos cuenta, de una de las más interesantes vidas femeninas que Cabra ha dado a la historia.

1 comentario:

Clavesol dijo...

La Vizcondesa es ese cordún umbilical entre Cabra y Sanlúcar que hace que tengan en común muchas cosas, jeje. Buen libro, sin duda.

Saludos!