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miércoles, 8 de agosto de 2012

El Picacho de la Virgen de la Sierra de Cabra: Balcón de Andalucía

En los próximos días el histórico Santuario de Nuestra Señora de la Sierra de Cabra, será de nuevo cita obligada para devotos y peregrinos que acudirán a la XCIX Romería de Votos y Promesas que tiene lugar los días 14 y 15 de agosto en el Picacho. Un lugar de extraordinaria belleza y desde cuyo Mirador, se divisa buena parte de Andalucía; uno de los parajes más destacados del Geoparque Natural Sierras Subbéticas cordobesas que cuenta con el reconocimiento como Sitio Natural de Interés Nacional.

La declaración del Picacho de la Virgen de la Sierra de Cabra como Sitio Natural de Interés Nacional tuvo lugar en julio de 1929. Fue, junto con el Torcal de Antequera, el primer espacio natural de Andalucía que obtenía este tipo de declaración. Se cumplía así una de las pretensiones que el profesor de Ciencias Naturales del Instituto Aguilar y Eslava de Cabra, Juan Carandell y Pericay, conseguía con el apoyo de su colega y eminente naturalista Eduardo Hernández-Pacheco, vocal universitario de la Comisión General creada por la Ley de Parques Nacionales de 1916. Esta ley, impulsada por el senador asturiano Pedro Pidal, recogía una vieja tradición normativa a la vez que introducía novedades en el ordenamiento jurídico español. Entre los objetivos que pretendía estaba la protección por el Estado de ciertos lugares con el objeto de "respetar y hacer que se respete la belleza natural de sus paisajes, la riqueza de su fauna y de su flora y las particularidades geológicas o hidrológicas que encierren". 

El desarrollo reglamentario de la Ley se completó con un Real Decreto de 1917 que creaba la Junta Central de Parques Nacionales y encargaba a los Distritos Forestales que recogieran información de los lugares que pudieran ser protegidos por la nueva normativa. En el Decreto se establecía que solo algunos lugares excepcionales podrían ser declarados como parques nacionales, por lo que se planteaba la creación de una figura de menor rango a la que llamaron Sitio Nacional.

Ese mismo año de 1917 se preparó en Cabra un extenso y completo expediente, al que Juan Carandell  apoyó de manera fundamental y destacada. Contenía un informe científico de gran nivel, firmas, apoyos de científicos, de otros pueblos de la comarca y de la Diputación Provincial por el que se solicitaba el reconocimiento como Sitio Nacional, para una de las cumbres más singulares del Macizo de Cabra: el Picacho de la Virgen de la Sierra. Sin embargo esta solicitud no se vería atendida pues la aplicación de la normativa se paraliza. Tras la declaración del primer Parque Nacional -Montaña de Covadonga-, que tuvo lugar en 1918, y del primer Sitio Nacional -San Juan de la Peña (Huesca)- en 1920, la Ley de Parques Nacionales de 1916 dejó de aplicarse y no sería hasta la publicación de una Real Orden de 15 de julio de 1927, cuando se vuelve a tomar en consideración la importancia de conservar el entorno natural por parte de las administraciones públicas. 

En la nueva norma de 1927 el profesor de la Universidad Central de Madrid (que lo había sido también del Instituto de Córdoba), Eduardo Hernández-Pacheco, tiene un papel importante marcando las líneas básicas para la creación de dos nuevas figuras de protección del medio ambiente: Sitio Natural de Interés Nacional y Monumento Natural de Interés Nacional. Un Real Decreto de 26 de julio de 1929 reordena la Junta Central de Parques Nacionales en la que continúa como vocal Hernández-Pacheco que también es designado Delegado Inspector de Sitios y Monumentos Naturales de Interés Nacional. 

La Gaceta de Madrid recoge las nuevas figuras por las que "aquellos parajes notables por su belleza natural, lo pintoresco del lugar, la exuberancia y particularidades de la vegetación espontánea, las formas especiales y singulares del roquedo, la hermosura de las formaciones hidrológicas o la magnificencia del panorama y del paisaje, puedan ser declarados Sitios naturales de interés nacional" . También se habla de monumento natural para "señalar, distinguir y dar a conocer las más escogidas bellezas naturales de las muy numerosas que existen en el territorio patrio, al modo como se señalan y protegen los monumentos notables de orden arqueológico, histórico o artístico".

El expediente que se había iniciado el 18 de abril de 1917 impulsado por el hermano mayor de la Virgen de la Sierra y director de La Opinión, Manuel Mora Aguilar y el Ayuntamiento de Cabra, con el apoyo de Carandell y sus amigos geólogos, aquellos "sabios" que vinieron a la Sierra en el Congreso Geológico de 1926, se vuelve a plantear ante Hernández-Pacheco, que ya había visitado el lugar en 1921. Era un expediente voluminoso, con más de seis mil firmas, que llevó a Madrid el propio Mora Aguilar, como recoge el número 905 de La Opinión.

Finalmente el Picacho de la Virgen de la Sierra de Cabra, también conocido como Balcón de Andalucía, es declarado Sitio Natural de Interés Nacional por Real Orden de Alfonso XIII de fecha 11 de julio, publicada en la Gaceta de Madrid el 13 de julio de 1929, encargándose su gestión al Ayuntamiento y a la Hermandad de la Virgen de la Sierra, conjuntamente. Desde entonces, se autoriza que ondee la bandera de España en las fechas oficialmente señaladas, en los días de romería, en visitas oficiales y las excursiones que puedan realizarse de manera extraordinaria.

























La Opinión de Cabra del 21 de julio de 1929 recoge amplia información del tema que también sale publicado en ABC de Madrid del 20 de julio. La información sobre la legislación naturalista y otros datos del profesor Hernández-Pacheco, pueden consultarse en la introducción que Santos Casado realiza la edición facsímil del libro publicado por Eduardo HERNÁNDEZ-PACHECO. La Comisaría de Parques Nacionales y la protección de la naturaleza en España [Madrid, 1933]. Madrid: Organismo Autónomo Parques Nacionales, 2000.