Paseando por la avenida del Gran
Capitán, en Córdoba, contemplo algunas de las portadas que Diario Córdoba ha
colocado a modo de exposición con motivo de su 75º aniversario. Llama la
atención en la histórica cabecera que desde que comenzó a usar tinta de color,
lo hace en rojo, que la portada del 6 de diciembre de 1977 aparezca con la
impresión en verde. Es un homenaje a lo que pasó en Andalucía aquel 4 de
diciembre de 1977 que hoy traigo a esta entrada.
39 años después, el 4 de diciembre sigue teniendo para mí unas
connotaciones de marcada significación. Seguramente haberlo vivido en primera
persona y en la etapa más sugerente del último cuarto del siglo XX, tienen un
valor añadido. Y es lo que lleva a considerar con mayor carga de significación,
recordando el valor de una fecha que quedó eclipsada por la del 28 de
febrero.
Hablo de Andalucía, claro. Del
sentimiento de la Autonomía conseguida con el
tesón de un pueblo que la pidió desde la calle, desde la movilización y desde
el sentimiento común de querer ser de primera. Hablo de una manifestación que
sorprendió a propios y extraños y que motivó una convulsión política. Sobre
todo en aquellos que no habían previsto que Andalucía, sería una de las
nacionalidades históricas que reclamaría su sitio en el estado autonómico que
estaba fraguándose.
Y el Pueblo Andaluz,
ávido de libertades, necesitado de justicia y de reformas, no dudó en salir a
nuestras calles y plazas. Lo hizo en grandes ciudades y también en pueblos
pequeños. Lo hizo también en Madrid y sobre todo en Barcelona. No se escondió
de aquellos últimos coletazos de un régimen agonizante ni de los peligros que
entrañaba salir a la calle con banderas andaluzas, con símbolos prácticamente
prohibidos y con el deseo de auto-gobierno para Andalucía.
Sin las manifestaciones
del 4 de diciembre, Andalucía no habría conseguido poner de manifiesto su
sentimiento autonomista ni llegar al Pacto de Antequera para
conseguir la pre-autonomía o luego llegar al 28-F para conseguir la autonomía
plena del artículo 151 de la Constitución del 78. Sin aquella reivindicación de
un Estatuto de Autonomía para Andalucía, el planteamiento del nacionalismo
histórico o el concepto de estado autonómico, habrían sido distintos.
En medio de aquellas grandes masas de
manifestantes, hubo un hecho trágico: la muerte de Manuel José Garcia Caparrós
por un disparo de la policía armada, por intentar subir la bandera de
Andalucía que el presidente de la diputación de Málaga había impedido colocar
en el balcón. Una muerte que se convirtió en exponente de una reivindicación de
la Andalucía real, la de la gente normal que se echó a la calle por Andalucía.
La que hizo oficial una Andalucía en la que nadie quería fijarse.
Hoy es también domingo, como lo fue
aquel 4 de diciembre de 1977, referente para la historia del pueblo andaluz que
no debe olvidarse. Origen de nuestra plena autonomía y de una conciencia
andaluza que, para muchos, representa el Día Nacional de Andalucía.
Una fecha que sigue más viva de lo que
pueda parecer y que va recuperando su papel en el imaginario colectivo andaluz.
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