El Carnaval es la fiesta de la trasgresión, de lo cómico y divertido, de poner máscara a lo cotidiano y convertirlo en chirigota, murga, pasacalles y juerga. Durante años el Carnaval pasó por épocas difíciles en nuestro país, en las que la censura, de la mano de la dictadura y la falta de libertades intentaron acallar las voces críticas del pueblo que, vestido de disfraces, podía arremeter contra las más variadas cuestiones desde una crítica divertida que luchaba por permanecer contra viento y marea. En esas fechas difíciles el Carnava de Cádiz, el de Santa Cruz de Tenerife y hasta la famosa ”Pascua de los Moraos” de la vecina localidad de Carcabuey, por citar algunos, pudieron mantenerse, censura incluída, hasta que llegó la democracia y todo fue cambiando.Como en otras muchas cosas, la globalización ha ido calcando maneras carnavaleras y muchos carnavales andaluces han intentando emular el carnaval gaditano de por sí auténtico y único. En no pocos casos, el plagio ha sido desafortunado y salvo algunas excepciones, son muchos pueblos y ciudades los que intentan sin mucho éxito, tener un concurso de agrupaciones que no llega a cuajar.
La calidad y prestigio de los grupos que participan en el Falla tiene pocas posibilidades de ser copiada con éxito, sobre todo por que en Cádiz, el Carnaval se vive todo el año y todo el pueblo participa con una pasión similar a la que pueda darse en las Fallas valencianas, en los Sanfermines o en las ferias andaluzas. En los últimos días estamos asistiendo a rocambolescas noticias que, cuando menos, llaman la atención. No hay más que repasar la prensa y recordar los reportajes televisivos que han lanzado a la agrupación montillana ”Los Yogurines” para ver la publicidad que les ha dado elegir un título y unas letras que han parecido ofensivas a algunos estamentos de la ciudad cordobesa del vino. No menos sorprendente ha sido la noticia por la que hemos conocido que el juzgado de lo contencioso administrativo de Santa Cruz de Tenerife ha comunicado al ayuntamiento de la ciudad un auto por el cual suspende de forma cautelar las cabalgatas, bailes o conciertos en la calle previstos con motivo del carnaval. Un auto que se produce a petición de un grupo de vecinos que se quejaba del ruido que producen estas famosas celebraciones. El alcalde de Santa Cruz ha publicado un bando, afirmando que esta decisión judicial ”mutila el carnaval” por ser ”un hecho sin precedentes” que ”ataca al corazón los sentimientos y la historia de Santa Cruz de Tenerife”. Desde luego que cada día me sorprenden más las cosas que pasan. Respetando la decisión y opinión que cada uno tenga, no se cómo el carnaval, apoyado por las instituciones y esperado por los ciudadanos, tenga detractores que no comprendan el significado de la fiesta. Menos mal que parece tratarse de hechos aislados, lo que pasa es que, por mor de la espectacularidad de la noticia, se convierte en ruido que, usando el dicho popular, ”hacen más ruido que las nueces”.
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