"Desastre sin paliativos", lo calificaba Julio Anguita. "Ya he dado de sí todo lo que podía dar" dice Francisco García.
A veces, las personas, en su dedicación, pueden encontrarse con situaciones como éstas. La gente no les responde, no les apoya, no está con ellos y ellas. Y ante tamaña situación, dimiten. Se van. Y pasan a otros escenarios, donde la política ya dejó de ser su vida, su dedicación, su ilusión. Y se convierte en frustración y derrota; en cansancio y desánimo.
Lo hemos visto también en Cabra, aunque aquí no han sido tan claros como ahora lo anuncian en la capital. Se van de unos sitios, quizá incómodos y que otros supieron aguantar, pero se quedan en otros donde pretenden seguir controlando el cotarro. En fin, será cuestión de tiempo pues, queramos o no, los resultados han sido tan pésimos como claros y contundentes. Que cada palo aguante su vela.
No dan mas de sí. Se han dado cuenta. Lo afirman tras comprobar que los ciudadanos así lo han afirmado donde tenemos que decirlo. Y los votos, a pesar de que podamos no estar de acuerdo con el sistema electoral que tenemos, son los que mandan. Y que aquí, le pese a quién le pese, hay que estar de paso. No hay más cera que la que arde.
Eso es democracia.
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